domingo, 8 de marzo de 2009

Por una respuesta de los trabajadores frente al ataque del capital


Ni despidos
Ni suspensiones
Ni rebaja salarial

Fábrica que cierra, Fábrica que debe ser recuperada
Reparto de las horas de trabajo, sin reducción de salario

Unidad latinoamericana contra el imperialismo

Desde las grandes potencias imperialistas, una brutal crisis económica se extiende por todo el planeta. Se trata de una crisis clásica de sobreproducción y, como ya pasó en los años ’30, el capitalismo apuesta a salir de ella destruyendo “lo que sobra”; y muy especialmente puestos de trabajo.

En Estados Unidos se vive una oleada de desalojos –a razón de 10 mil semanales- y proliferan los “asentamientos” donde van a parar sectores de trabajadores antes convencidos de ser clase media. La desocupación crece incesantemente, en el mes de noviembre se perdieron 533.000 puestos de trabajo. Las gigantescas automotrices, General Motors, Ford y Chrysler, buscan desesperadamente fondos del Tesoro para salvarse de la quiebra, que dejará cientos de miles de trabajadores parados.
Estamos ante una amenaza sin precedentes. Esta crisis se descargará con mayor violencia aún sobre nuestros países dependientes y semicoloniales. El hambre se extiende por el mundo, ya hay más de 1.000 millones de personas subalimentadas y es probable que estas se incrementen mucho.

A la vez caen los precios de las materias primas y se desvanecen las fantasías “desarrollistas” de nuestros gobiernos.
Esto es solo el comienzo. Debemos encontrar el camino a una propuesta alternativa capaz de garantizar que este derrumbe no caiga sobre nuestras cabezas, como ya ocurrió tantas veces en la historia.

La crisis ya golpea en la Argentina

Argentina no fue la excepción que nuestros gobernantes pregonaban; no hubo “desacople” alguno. Cuando la Presidenta reconoció los efectos de la crisis ya las patronales habían comenzado el ajuste preventivo: adelanto de vacaciones y de las tareas de mantenimiento, reducción de horas extras, suspensiones y despidos, que empiezan por contratados, temporarios o tercerizados pero que amenazan a todos los trabajadores.

Un gobierno carente de base social propia, debilitado tras la derrota a manos de las patronales agrarias, presentó el llamado “Plan Anticrisis”. Una serie de medidas que van desde el blanqueo de capitales más permisivo que se recuerde hasta una moratoria impositiva y previsional con reducción de costos laborales para nuevos empleos, y condonación de deudas impositivas a cambio del “blanqueo de personal”. También incluye nuevas prebendas al sector petrolero para tratar de recuperar reservas y fondos para reducir el costo financiero del sector automotriz.

En resumidas cuentas: un plan que implica una fuerte transferencia de ingresos a favor de las patronales, y que una vez más beneficia a los sectores más concentrados, cuyos balances muestran altos niveles de ganancia.

La CGT mientras tanto, luego de archivar rápidamente su reclamo por una suma fija de $500 para fin de año, solo atina a impulsar un proyecto –por ahora congelado- para duplicar o triplicar las indemnizaciones. Simultáneamente sus sindicatos negocian con las patronales congelamientos salariales a cambio de reducción de los despidos. La CTA reclama, sin mucha convicción, la prohibición de despidos por seis meses. El Ministerio de Trabajo, complementa estas políticas autistas, desempolvando los Recursos Preventivos de Crisis.

Todos actúan como si esta profunda crisis capitalista fuera sólo una turbulencia pasajera de algunos meses.

Nuevos contenidos para las próximas luchas

Los trabajadores, los explotados, los pobres debemos iniciar sin demora el debate para analizar la crisis y esbozar una estrategia propia para enfrentarla.

Algunas respuestas comienzan a concretarse. La empresa General Motors intenta despedir 156 obreros (más de 200 dice el sindicato local) sobre un total de 2.300. Los trabajadores rechazaron las cesantías y contraofertaron la disminución de una hora de la jornada laboral para el total del plantel: ¡Reducción de la jornada para repartir el trabajo existente entre todos sin afectar los salarios!

¡Ni un solo despido más! ¡Ni un solo peso menos en el bolsillo del trabajador! Priorizar la lucha por la protección del empleo y de los ingresos populares es una exigencia urgente para poner un freno a la ofensiva del capital, que se complementa con la recuperación de las fábricas por sus trabajadores ante cualquier amenaza de cierre por parte de las patronales.

Además deberíamos reclamar que las obras públicas anunciadas se concreten en dirección a trabajos de mano de obra intensiva, que satisfagan necesidades básicas de la población como viviendas populares, redes de agua potable, cloacas, etc., para constituir una propuesta positiva.

La creciente fuga de capitales –un ejercicio permanente de las clases dominantes-, debe ser bloqueada imponiendo el control de cambios y del comercio exterior. Evitando que las divisas obtenidas sean remesadas a las casas matrices de los países imperialistas, como hacen las petroleras, mineras o las grandes comercializadoras de granos y alimentos.

Sin dudas es imprescindible la concreción de una reforma tributaria para que paguen más los que más tienen, y se elimine el IVA de los productos alimentarios y medicamentos.

¿Cómo podemos levantar un escudo frente a la crisis si no concretamos el cese inmediato del pago de la fraudulenta deuda externa, o la recuperación del control de nuestras materias primas y de las empresas de servicios públicos privatizadas?
No podemos seguir de brazos cruzados cuando el Estado avanza sobre las libertades democráticas, al responder a la catástrofe social que se avecina con un aumento de la criminalización de los sectores populares –baja de la ley de imputabilidad- y el incremento de la represión , vía mano dura, gatillo fácil o patotas sindicales.
Es evidente que estas medidas elementales no podrán ser ejecutadas sin que millones de trabajadores, hombres y mujeres de los distintos sectores populares las entendamos como viables, las asumamos como propias y las impongamos con la lucha.

América Latina anticipa el futuro

Muchos de estos puntos son comunes a todos los pueblos latinoamericanos. Lo que nos impone un esfuerzo adicional en la búsqueda de caminos que hagan posible una respuesta regional a las políticas impulsadas por las burguesías para contrarrestar su crisis.
Sin dudas en Nuestra América los movimientos populares no han dejado de resistir los embates del imperialismo. En varios países de la región como Bolivia, Venezuela y Ecuador están en curso procesos sociales de cambio con intentos de integración en beneficios de los pueblos y no del capital. Allí reside la posibilidad de enfrentar y vencer la estrategia de los capitalistas para conseguir nuestras reivindicaciones y la emancipación definitiva de nuestros pueblos.

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