LUEGO
DE LA MARCHA FEDERAL,
VAMOS
POR UN PARO NACIONAL Y PLAN DE LUCHA
En
el “mini Davos”, frente a 1600 CEO´s de todo el mundo, el
presidente Mauricio Macri trató de mostrar las potencialidades que
tiene nuestro país para que realicen inversiones y volvió a la
carga sobre la necesidad de una reforma laboral. Tal reforma, como
vienen insistiendo los voceros oficiales, no es más que atacar los
derechos laborales de la clase trabajadora para obtener mayor
ganancia a costa de nuestra superexplotación. Es extendernos la
cantidad de años de trabajo, es aumentar los ritmos y niveles de
explotación en cada puesto, es hacer más precaria nuestra vida y
nuestro laburo.
Por
su parte, frente a esa tribuna de empresarios, el ministro Jorge
Triaca planteó que en agosto “bajó la conflictividad gremial” a
causa de la política de “diálogo” del gobierno. Agosto fue el
mes en donde el pueblo trabajador llegó hasta la Plaza de Mayo
reiteradamente para manifestarse contra la pérdida de puestos de
trabajo, contra los tarifazos y el ajuste: el 7 movimientos sociales
vinculados al vaticano; el 9, sectores del sindicalismo combativo; el
11, las y los estatales. Sólo en el Estado, en agosto se perdieron
14 mil nuevos puestos de trabajo, que se suman a los 200 mil despidos
tanto en el sector público como privado desde que asumió el
gobierno. Decenas de gremios pelean por la reapertura de paritarias,
los precarizados/as por aumento y trabajo, el planteo del ministro
Triaca no es ingenuo: su diálogo es sólo con los empresarios y ni
siquiera a la burocracia sindical le pudo dar una respuesta.
Virtudes
y limitaciones de la Marcha Federal
La
marcha federal que culminó el 2 de septiembre en el centro político
del país se inscribe como una de las grandes movilizaciones de masas
en menos de 9 meses contra el macrismo, como la marcha de estatales
del 24 de febrero o la concentración convocada por las centrales
sindicales el 29 de abril en el monumento al trabajo.
La
correcta iniciativa tuvo la virtud de llenar el vacío que dejan los
distintos sectores que dirigen la actual CGT unificada, que se reunió
con el gabinete económico de Macri mientras cien mil personas
copábamos la Plaza de Mayo. No sólo participó de la marcha la
Corriente Federal con el bancario Palazzo como orador en Rosario y en
el palco central en la Plaza de Mayo sino que incluso el moyanismo se
vio forzado a movilizar. Desde ese lugar, la iniciativa fue una
válvula de escape de la bronca popular que no se puede contener y en
los hechos metió presión a la CGT que pospuso la decisión de un
paro nacional para el confederal del 23 de septiembre.
A
su vez, desde el vamos la marcha federal se propuso como una
movilización multisectorial que congregó a empresarios “nacionales”
y sectores gubernamentales que no les tiembla el pulso para ajustar,
precarizar, despedir o firmar paritarias a la baja en sus distritos o
sectores. Figuras como Boudou en el palco no hicieron otra cosa que
deslegitimar la medida y mostrar la orientación de los sectores
convocantes. Son quienes combatimos durante doce años y seguimos
combatiendo en donde gobiernan y ajustan como en Tierra del Fuego,
donde la gobernadora del FPV Bertone no sólo atacó el bolsillo y
los derechos de los trabajadores sino que pretende exonerar a los
dirigentes de la CTA y el SUTEF que encabezan esa lucha.
Un
debate al interior de las expresiones clasistas y antiburocráticas
Los
sectores combativos tuvimos diferentes tácticas de intervención en
el marco de la Marcha Federal. Desde Rompiendo Cadenas venimos
planteando la necesidad de la unidad de acción por abajo para
enfrentar el ajuste, con independencia política de clase para
construir un proyecto propio del pueblo trabajador. Desde esa
concepción buscamos confluir en un bloque en la movilización, con
la Federación Aceitera, la CTA y el SUTEBA Bahía Blanca, la CTA
Lomas, ATE Sur y ATE Brown, entre otras organizaciones sindicales. A
su vez, en donde tenemos inserción promovimos la unidad de acción
sin perder de vista nuestras diferencias con la convocatoria y sin
dejar de ser críticos de los sectores de la burocracia sindical que
pretendieron capitalizar esa concentración que les excedió
ampliamente (como por ejemplo en SiPreBA en donde se impuso esta
orientación). En particular en Bahía Blanca, nuestros compañeros y
compañeras organizaron un gran acto local, en el que dejaron claro
que la CTA Bahía en todos estos años nunca abandonó las calles.
Denunciaron a Macri, a Prat Gay, a Vidal, como también el ajuste y
la represión de los gobiernos del FPV en Sta. Cruz y Tierra del
Fuego; la devaluación, la quita de retenciones y el pago a los
buitres hoy, pero también el pago “serial” de la deuda por el
gobierno anterior. Los aplausos masivos a esta conducta
independiente, contrastaron con los reproches, abucheos y silbidos a
Baradel, que decidió ir al acto a último momento.
Otras
organizaciones, a quienes respetamos, se dieron otro tipo de
tácticas. Por ejemplo el PTS decidió no participar de la marcha
federal por caracterizarla como “propatronal”, algo que
consideramos un profundo error al no distinguir entre los convocantes
-sectores de la burocracia sindical-, los sectores políticos que se
sumaron a la misma, y quienes hoy gobiernan el país a nivel
nacional. Entendemos que esa posición llevada a fondo implica
resignar la lucha y la disputa cuando conduce la burocracia (vale
decir, en todas las centrales y la gran mayoría de las conducciones
sindicales). Por su parte, el PO, promovió una “columna
independiente” que en realidad se convirtió en un ACTO
independiente, o más bien paralelo, ya que tal columna no se
movilizó a Plaza de Mayo. Allí participaron algunos sindicatos que
son importantes referencias del sindicalismo combativo, como el
SUTNA, Ademys y seccionales de Suteba La Plata, Tigre, Ensenada y
Matanza, entre otros. Si bien algunos de esos sectores aprobaron
participar de esa columna para movilizar a la Plaza de Mayo con el
conjunto del pueblo trabajador luego del acto, eso no sucedió.
En
su prensa y web, tanto PO como PTS salieron rápidamente a acusar a
nuestra corriente de “marchar con la burocracia”, utilizando la
chicana y sobre todo la mentira como argumento en lugar de discutir
la política de intervención sindical. Está claro que tenemos
diferencias tácticas y que las mismas responden a concepciones
estratégicas distintas de construcción sindical. Mientras que el PO
prioriza el reagrupamiento con sectores para que se referencien en su
frente electoral (FIT), nosotros priorizamos la unidad de clase por
abajo para luchar contra el ajuste, sin dejar de realizar nuestras
críticas a los burócratas. Es por eso que en lo sindicatos en donde
no dirigen los sectores antiburocráticos -cabe recordar que son la
inmensa mayoría del país- nuestros militantes organizaron bloques
combativos junto a sus compañeros/as de gremio y no por fuera de los
mismos o lo que es peor en contra de ellos. Esa táctica nos permitió
por ejemplo organizar un gran bloque antiburocrático, de color
blanquinegro, en el marco de la columna de ATE Capital, que le
disputó base y le demostró una gran relación de fuerza a la
burocracia kirchnerista de la blanca y verde.
Nuestros
desafíos
El
reagrupamiento de los sectores combativos es importante y de ninguna
manera puede circunscribirse a una táctica determinada de
intervención en una marcha, utilizada para cualquier contexto y
circunstancia. Necesitamos que los sectores antiburocráticos crezcan
en desarrollo e inserción y eso no se puede hacer militando de
manera propagandista “en contra de” la base de la burocracia,
sencillamente porque eso sólo lleva al aislamiento y la
automarginación.
El
paro general con plan de lucha, cada vez más necesario, solo será
posible en la medida en que la presión por abajo desborde a una
burocracia que está lejos de querer salir a luchar y abandonar sus
intereses como casta.
El
llamado a un Comité Central Confederal de la CGT para el 23 va a
expresar las presiones que recibió la burocracia. Entre ellas, la
marcha federal fue una de las principales. La acumulación de
tensiones a su interior puede devenir en un llamado a una medida,
para contener a las bases, tratar de cooptar movimientos sociales,
reposicionarse políticamente frente al PJ y continuar negociando
prebendas con el macrismo. Desde los sectores combativos tenemos que
tomarla con las reivindicaciones de nuestra clase, para atacar el
plan de ajuste y dejar en evidencia los límites de las conducciones
actuales para esa lucha.
El
ajuste del macrismo seguirá golpeando sobre nuestras espaldas y sólo
en la medida en que masifiquemos las luchas y potenciemos el
conflicto social es que podremos enfrentarlo y al mismo tiempo crecer
en influencia para contrarrestar el peso de la burocracia sindical y
construir un proyecto propio de los trabajadores y el pueblo.
Septiembre de 2016
Declaración de la Mesa de CPS Rompiendo Cadenas