Frente a la devaluación de nuestros ingresos
Luchemos por salario igual a la canasta familiar y para “ajustar” a los que “se la llevan en pala”
Estamos
frente a un ajuste significativo, el mayor en la década del Gobierno
kirchnerista, que afecta a los que vivimos de ingresos fijos (trabajadores,
jubilados, planes sociales). Esta perspectiva, que poco tiene de “nacional y
popular”, ya se venía perfilando al acordar el pago de sumas millonarias
tanto por reclamos de varias multinacionales yanquis ante el “tribunal” del
CIADI, como por la expropiación de YPF al grupo Repsol, y con el acuerdo con
Chevron por la explotación no convencional de petróleo en el yacimiento
Vaca Muerta.
El hilo conductor de estas medidas es la necesidad de que ingresen
dólares al país. Para eso aspiraban ya sea a “normalizar” las relaciones con
los organismos internacionales de crédito, o conseguir inversiones en áreas
extractivas de la economía, sin importar los impactos ambientales o las
concesiones a la soberanía nacional que implican las cláusulas secretas.
La alternativa elegida ante las dificultades para hacerse con dólares
fue convalidar la especulación en torno al dólar, que derivó en la brutal
devaluación de enero. El efecto sobre los precios no se hizo esperar. A pesar
del plan de “Precios Cuidados”, los empresarios remarcaron sus precios y fuimos
testigos de tironeos mediáticos que validaron parte de esos aumentos.
Sin
bien parecen disminuir las presiones devaluatorias, los intentos del Gobierno
de evitar una corrida cambiaria aumentando la tasa de interés repercuten
negativamente sobre la actividad económica. Se configura un panorama de mayores
precios, mayor dependencia de las divisas de capitales transnacionales,
convalidación de tendencias especulativas. Estamos frente a un ajuste profundo,
que perjudica a la salud y a la educación públicas, y nos pone a los de
abajo, ante una nueva y mucho más grave situación.
¿Quiénes son los que ganan cuando nosotros/as perdemos?
Las decisiones políticas que tomaron hasta ahora, no despejan las
posibilidades de crisis hasta el 2015, como le gustaría al Gobierno. Más bien
parecen un alivio pasajero, en base a una generosa transferencia de ingresos
hacia la burguesía exportadora, los grandes grupos comerciales y el sistema
financiero. Es una redistribución de la riqueza... al revés de la que cabe
pensarse. Quienes exportan ven revaluadas sus mercancías a nuevos precios
altos. También los grupos empresarios que han remarcado sus precios. En cambio,
nosotros/as soportamos mayores precios para los productos y servicios que
consumimos, con los “viejos” salarios.
En
el caso de los exportadores, son tanto las mineras como la Alumbrera , Barrick Gold,
petroleras como Pan American Energy, Shell, empresas vinculadas al negocio
sojero como Monsanto, terratenientes y empresarios del agro como Bemberg, Gómez
Alzaga, Grobocopatel, supermercadistas como CENCOSUD (Jumbo, Norte, Día,
etcétera) o COTO, empresas industriales como Techint, empresarios vinculados al
transporte como Roggio o Cirigliano, empresas de especulación inmobiliaria como
IRSA o De Narváez, o quienes dominan el comercio exterior como Bunge y Born,
Dreyfus, Cargil, y por supuesto, los grandes bancos (HSBC, BBVA Francés,
Santander Río, etcétera). Estos son solo algunos de quienes están cosechando
grandes beneficios a partir de medidas que detonan nuestro poder adquisitivo.
Pero no se trata del único camino
frente a la crisis. En lugar de sacar plata de nuestros bolsillos, el Gobierno podría conseguir
recursos mediante una reforma impositiva que grave más intensamente las
ganancias de los que más tienen. Mientras el comercio exterior de los principales
productos de exportación esté manejado por las grandes empresas, no es posible
lograr un control efectivo de los movimientos especulativos. La
nacionalización y el control del comercio exterior y del crédito son más
necesarios que nunca, para sostener los ingresos del Estado, y que no perdamos
los y las laburantes.
Los salarios por la escalera (de emergencia)
En
este marco, la situación salarial es desesperante. Si bien
en estos últimos años fuimos testigos de aumentos que en general
perdieron o a lo sumo empataron con la inflación (y siempre estuvieron muy
debajo de las ganancias empresarias), la situación actual es diferente. La
escalada de precios desde fines de 2013, sumada a las presiones inflacionarias
de la devaluación, marca un escenario cualitativamente diferente por la enorme
pérdida de poder adquisitivo de nuestros salarios.
Es
necesario remarcar que no son los salarios los que generan la inflación. Las
actualizaciones salariales en paritarias recién comenzaron a firmarse en el año
2005, luego de la devaluación y la enorme inflación del 2002, y desde esa fecha
los aumentos salariales a duras penas alcanzan a recuperar lo perdido por los
aumentos de precios anteriores, que ya han sido cobrados por los empresarios.
Es
momento de salir a dar pelea con asambleas, plenarios, encuentros de
activistas, construyendo desde abajo la participación masiva y la
fuerza necesaria para enfrentar esta situación. La unidad es la tarea más urgente e importante, evitando el
sectarismo y las mezquindades. Hoy más que nunca, hay que construir la más
amplia unidad de los trabajadores y el pueblo, con posiciones claras y amplias,
democráticas y de lucha. Es previsible que crezcan los conflictos obreros
y populares, en los que cada victoria obtenida va a marcar un camino para
recorrer con más confianza las experiencias de organización y lucha de los
demás sectores de trabajo.
En
este camino, será relevante para el conjunto de los trabajadores la
lucha de las y los docentes por la recuperación salarial, tanto por su
extensión y por las posibilidades de unirlas con el conjunto de los
estatales, como por el importante papel que juegan en estos sindicatos las
corrientes democráticas y clasistas. Este año la paritaria docente cumple un
rol de “paritaria testigo” para las disputas posteriores. Es también fundamental
la unidad de las maestras, docentes y auxiliares, con la comunidad
educativa, en la lucha por una educación pública de calidad, por la
infraestructura edilicia tan necesaria. Es preciso que acompañemos y difundamos
las luchas de este sector, las demos de conjunto.
Es
necesario además manifestarnos con fuerza contra
la creciente criminalización de la protesta social, con la que
los Estados y las empresas responden ante muchas de nuestras luchas y que
afecta a más de 6000 luchadores sociales y políticos. En especial, es necesario
redoblar esfuerzos en la campaña unitaria por la absolución de los trabajadores
petroleros de Las Heras, injustamente condenados a cadena perpetua en un juicio
plagado de irregularidades. Otro “caso testigo”, en lo que hace a poner
freno a toda avanzada represiva.
Frente a los ataques de las patronales, organización y lucha de los trabajadores
En
este marco, desde la Corriente Político Sindical Rompiendo Cadenas
actuaremos en unidad en todas las luchas que se vienen, construyendo desde
abajo un programa de salida para que en vez de ajuste, haya avances para los
sectores populares en nuestro país.
- Salario
igual a la canasta familiar. Escala móvil de salarios acorde a la
inflación. Congelamiento de precios, y paritarias sin techo. Incremento de
los planes sociales, 82% móvil.
- Contra
la precarización del trabajo y de la vida; ni suspensiones ni despidos,
planta permanente para todos los trabajadores.
- Absolución,
libertad y desprocesamiento de los trabajadores petroleros de Las Heras y de
todos los presos y perseguidos por luchar.
- Eliminación
del IVA a los productos de la canasta básica y a los medicamentos
- Nacionalización
del comercio exterior y del sistema financiero. Control del mercado cambiario
- Nacionalización
de los ferrocarriles, la energía y los combustibles bajo control de los
trabajadores y el pueblo
- No
al pago de la deuda externa ilegal, ilegítima y fraudulenta
Febrero de 2014